El Barranco de Masca
En el siguiente articulo, te voy a presentar brevemente algunas de las razones que hacen del barranco de Masca un lugar único en el mundo.
El barranco de Masca merece su fama.
El angosto cañón, labrado incansablemente por el agua en su camino hasta el mar, es un imán que atrae a cientos de visitantes cada día. Lo majestuoso del lugar no te debe distraer de encontrar los pequeños tesoros que encierra. Si tienes oportunidad de recorrerlo, ten todos tus sentidos abiertos para que Masca te permita descubrir sus detalles.
Su legado está formado por su geología, por la diversidad de vida que lo habita, así como por las huellas que han dejado las personas que estuvieron trabajando en el desde hace siglos.
Pero, a pesar de su aparente dureza, el barranco es un lugar frágil. El interés que despierta para ser recorrido no debe poner en peligro su conservación. Por ello, se ha establecido un modelo de gestión para su disfrute, preservación de sus valores y la seguridad de las personas que lo visitan. Cumpliendo unas normas que apelan a tu sentido común, como:
- llevarte todos tus residuos,
- no abandonar el camino marcado,
- no dañar la flora ni molestar a la fauna evitando los ruidos,
contribuirás a la conservación de este espacio.
El agua nos permite curiosear en el interior de la tierra.
Puede parecer increíble que algo en apariencia tan “delicado” como el agua haya sido capaz, de abrir este barranco tan profundo. Que el agua excave valles no es inusual, pero en el caso de Masca, lo hizo a través de resistentes capas de duro basalto.
Tras la etapa de formación del macizo de Teno, el agua ha tenido 5 millones de años para esculpir la roca. A veces, tranquila y lentamente; en ocasiones de forma impetuosa. El clima en Canarias no ha sido siempre similar al actual. Por ejemplo, hace unos 4 millones de años las lluvias frecuentes y torrenciales hicieron que el barranco tuviera su momento de crecimiento más acusado. Hoy en día, cuando cae un buen aguacero es posible ver los cambios en un corto plazo. Caen materiales de las paredes e incluso las grandes piedras del cauce se desplazan. Cada año la escultora da nuevos toques a esta obra maestra.
El corte que el agua ha hecho en el macizo deja que veamos las sucesivas capas de materiales que lo formaron. Arriba, las más recientes, las últimas emisiones de materiales, y cuanto más abajo, más y más anteriores en el tiempo.
Entre estas capas, destacan algunas de color rojizo, son los denominados almagres, que se forman cuando una colada lleva tanto tiempo en el terreno que se ha formado suelo fértil y ha sido colonizada por la vida. Con una nueva erupción que cubre la anterion capa, el terreno anterior, que se vuelve rojizo y compacto por un proceso que se llama rubefacción. Estas capas, entonces, se vuelven impermeables, como cuando se hornea la cerámica. Por eso los almagres son muy importantes, porque hacen de estratos que impiden que el agua de la lluvia siga bajando hacia el interior de la tierra, sino que resbale sobre ellas, hasta que encuentra por donde salir en forma de manantiales o nacientes.
En las paredes del barranco podemos también ver que las capas horizontales están cortadas perpendicular- mente por cientos de líneas verticales, como largos mu- ros apuntando hacia el cielo. Son los diques. Para formar las capas superiores, el magma tuvo que romper los estratos ya formados, a través de enormes grietas. Al acabar cada una de las erupciones, las grietas se quedaron rellenadas por el material que no alcanzó la superficie, enfriándose muy lentamente y alcanzando gran dureza. Por eso, a la erosión le cuesta más desmantelarlos que a los materiales circundantes y quedan resaltados en el relieve.
En las zonas más profundas del barranco, el agua ha tallado tan abajo, es decir, tan atrás en el tiempo, que podemos ver las primeras capas que formaron la recién emergida isla del mar, hace más de 7 millones de años.
El barranco de Masca es un muestrario del abanico de vida de Teno.
El itinerario del barranco nos permite vislumbrar una parte de la diversidad de Teno. Desde las retamas blancas (Retama rhodorhizoides) y las palmeras (Phoenix canariensis) que crecen entre las casas y bancales del caserío de Masca, se adentra luego en el ecosistema ligado al cauce, antes de llegar a la zona más cercana al mar, donde las condiciones para la vida son muy diferentes.
En Tenerife, no existen demasiados cursos permanentes de agua. Masca es uno de los barrancos que mantiene un pequeño riachuelo durante la mayor parte del año. Esto representa un oasis para la vida. Junto al cauce, se refugian especies que no pueden vivir sin el agua dulce. Los sauces (Salix canariensis) son uno de los pocos árboles canarios de hoja caduca y forman un bosque alargado, como un pasillo a lo largo del arroyo. A veces, sus ramas tienen aspecto fantasmagórico, por las telas de as orugas de una polilla endémica, el arañuelo (Yponomeuta gigas). En los charcos es frecuente ver volar a las libélulas y vienen a beber muchas especies de aves, como la alpispa (Motacilla cinerea canariensis), siempre ligada a los cursos de agua.
Sin embargo, la vida en las paredes verticales se pone mucho más a prueba. Los dragos (Dracaena draco) quizá sean las plantas más vistosas, pero otras especies como los bejeques (Aeonium spp.) o la col de risco (Crambe laevigata), también son equilibristas.
Según nos acercamos a la costa, toman el relevo plantas más adaptadas a las condiciones de calor, escasas lluvias y salinidad. La tabaiba amarga (Euphorbia lamarckii), el verode (Kleinia neriifolia) y el incienso (Artemisia thuscula) son algunos ejemplos. Más difícil es localizar los escasos ejemplares de especies exclusivas de la zona, como la siempreviva de Masca (Limonium perezii) o el corazoncillo de Masca (Lotus mascaensis). La esquiva araña de Masca (Pholcus mascaensis) vive entre estas plantas.
La costa acantilada es el refugio del lagarto moteado (Gallotia intermedia), especie exclusiva de Tenerife y uno de nuestros grandes tesoros. De mayor tamaño que el lagarto tizón, solo ha logrado sobrevivir en pequeños enclaves del acantilado de Los Gigantes y en el de Guaza. También en esta costa anidan tres o cuatro parejas de águila pescadora, conocida en Canarias como guincho (Pandion haliaetus).
Tanto el barranco de Masca como el acantilado de Los Gigantes y la franja marina que lo baña son prácticamente el último hogar para especies únicas. Eso es un valor añadido a la espectacularidad del recorrido, pero también una responsabilidad para no empeorar su situación y permitir que sigan coexistiendo con nuestra especie.
El barranco habitado.
Aunque hoy lo visitamos por su belleza, hasta hace unas décadas el barranco de Masca era recorrido asiduamente por otros motivos. Las personas que habitaban el caserío no tenía apenas tiempo para el ocio y la contemplación, pero lo transitaban porque les ofrecía variados recursos.
A lo largo del cañón se encuentran huellas de usos pasados, muchas de ellas relacionadas con la abundancia de agua. Zonas cultivada con ñames, higueras. Tomaderos para acumular el agua y canales construidos en las paredes del barranco para llevar este recurso imprecindible hasta otros lugares…
La caña común (Arundo donax) es una especie que se introdujo en Canarias para usarla con diversos fines por la rapidez de su crecimiento y la flexibilidad y resistencia de sus tallos. Se plantaba en los cauces de barrancos y se cortaba periódicamente. Hoy en día ya no se aprovecha y se ha convertido en una especie exótica muy agresiva. Necesita ser controlada para que no ocupe el espacio de los sauces y otras plantas endémicas de ribera. Otra especie invasora que ha entrado hace pocas décadas pero se ha extendido rápidamente por la isla es el rabo de gato (Pennisetum setaceum), que requiere de medidas urgentes para minimizar su propagación en el barranco.
Cerca de la desembocadura, se abre un gran agujero que sirvió de refugio desde tiempos inmemoriales y en la playa, el nuevo embarcadero. Esta pequeña infraestructura servia para ayudar al intercambio de productos agrícolas de la zona de Masca por pescado, madera y mercancías que llegaban de otros pueblos.
Antes de que existiera la carretera, bajar los 5 kilómetros de barranco no era una mala opción para trasladarse a otros puntos de la isla. El itinerario que hoy se sigue va mayoritariamente sobre el trazado de un antiguo camino tradicional con varios siglos de pisadas acumuladas.
En la actualidad, el barranco sigue habitado, aunque sea de manera temporal, por los cientos de personas que lo recorren diariamente. A la espectacularidad del recorrido debemos también añadir su inestimable patrimonio natural y etnográfico. El barranco de Masca es un lugar que merece nuestra admiración, pero también nuestro compromiso en su conservación.
Atentamente
Basso Lanzone guida de turismo de Canarias nr. 3900